La rizosfera, localizada por debajo de la superficie del suelo, es la capa más próxima del sistema radicular vegetal. Esta fina capa de aproximadamente 3mm es un centro de actividad biológica, química y física que involucra la estructura viva de las raíces de las plantas.

La rizosfera tiene el poder de aumentar la población de microorganismos, controlar el pH del solo liberando iones de hidrogeno, influenciar la interacciones microbianas, además de elevar la disponibilidad de nutrientes. 

Microorganismos X Metabolitos

Las raíces de las plantas son unas de las principales vías de colonización de microorganismos e en la rizosfera donde las raíces liberan una gran cantidad de metabolitos (aprox. 30% de sus foto-asimilados), a partir de sus exudados radiculares.

Las metabolitos liberados actúan como señales químicas para que los microorganismos se desplacen para la superficie de la raíz, sirviendo como alimento para los microorganismos, lo que permite que se multipliquen y colonicen las raíces.

Las poblaciones microbianas atraídas por los metabolitos liberados, desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento de las plantas, lo que influencia en la fisiología y desarrollo, proporcionando innumerables ventajas a las plantas que actúan como hospederas, ejerciendo un papel vital para una agricultura sustentable.

Rizobacterias

Entre los microorganismos que habitan la rizosfera se encuentran las bacterias, denominadas rizobacterias, pudiendo colonizar la rizosfera de manera muy eficiente.

Presentan una ventaja competitiva frente a otros microorganismos que colonizan las raíces, ya que su velocidad de crecimiento es superior a los demás, y actúan protegiendo a la planta de otros microorganismos patógenos, favoreciendo su crecimiento.

Las rizobacterias promotoras del crecimiento (PGPR) brindan una serie de beneficios a las plantas a través de diferentes procesos biológicos.

Estas bacterias generan varias enzimas para la mineralización de elementos esenciales para el crecimiento de las plantas, como fósforo, nitrógeno, azufre, convirtiéndolos en una forma disponible para las plantas.

Debido a los numerosos beneficios que brindan a las plantas, el uso de estos microorganismos ha crecido, principalmente porque representan una alternativa en la reducción del uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos, contribuyendo a la sustentabilidad agrícola.

             Hongos

             Además de las bacterias, los hongos también colonizan las raíces de las plantas y son tan importantes como las bacterias.

Son organismos que suelen crecer en estructuras filamentosas, más conocidas como hifas. Estos hongos tienen el potencial de interferir en el ciclo de nutrientes, en el uso de las reservas de agua en el suelo, en el control de enfermedades y en la degradación de la materia orgánica.

Los hongos presentes en el suelo se clasifican como:

§  Descomponedores: convierten la materia orgánica en biomasa, degradan la celulosa y la lignina. Son de gran importancia para la acumulación de materia orgánica rica en ácidos húmicos.

§  Patógenos o parásitos: colonizan las raíces y otros órganos de las plantas, provocando enfermedades o incluso la muerte. Algunas especies de esta clase actúan como agentes de control biológico.

§  Mutualistas: mejor conocidas como micorrizas, son aquellas que colonizan las raíces, formando una asociación simbiótica con las raíces de la mayoría de las plantas, extendiéndose a metros de distancia de las raíces, transformándose en una pseudo raíz, con capacidad de movilizar fósforo y otros elementos a distancia.

       Los hongos presentes en el suelo y la rizosfera producen enzimas relacionadas con la defensa, fitohormonas, compuestos defensivos que controlan el crecimiento de micro y macroorganismos patógenos, ayudando a la planta a hacer frente a los estreses bióticos y abióticos.

       El mayor desafío agrícola actual es satisfacer la creciente demanda de protección y producción de cultivos sin dañar el ecosistema natural. Es evidente que más que nutrir la planta, es necesario nutrir el suelo.

       El suelo está formado por millones de organismos vivos que trabajan a favor de las plantas, y necesita ser nutrido. A partir de una buena nutrición biológica, el suelo estará en equilibrio y con ello se podrá incrementar la productividad agrícola.

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