Las pruebas de estabilidad son procedimientos que se realizan con el fin de aportar evidencias sobre el comportamiento de los productos a lo largo del tiempo, en función de la influencia de factores como la temperatura y la humedad. Es una prueba predictiva que tiene como objetivo acelerar los cambios que puedan ocurrir durante el almacenamiento, evaluando la capacidad del producto para mantener sus características originales.

Incluidos en el control de calidad de las industrias, los estudios de estabilidad también forman parte de los requisitos para el registro de ciertos productos ante la agencia reguladora. Se realizan en una etapa previa a la comercialización, y la información se utiliza para definir la vida útil y recomendar condiciones de almacenamiento adecuadas para el producto.

Aunque la definición de estabilidad puede variar para cada segmento, las pruebas de estabilidad son fundamentales en las etapas de desarrollo de productos, ya que tienen como objetivo garantizar la calidad, eficacia y seguridad después del almacenamiento e inserción en el mercado. Se realizan pruebas de estabilidad en productos farmacéuticos, cosméticos, alimentos, bebidas, componentes automotrices y electrónicos, sustancias químicas, desinfectantes, metales, entre otros, siendo los métodos determinados de acuerdo con las normativas y requerimientos de cada área o sector.

Las cámaras climáticas son útiles para pruebas de estabilidad acelerada, donde los productos se someten a condiciones especiales, como temperatura y humedad, con el fin de acelerar el proceso de degradación de principios activos, importantes para productos farmacéuticos y cosméticos, por ejemplo. La prueba de estabilidad acelerada también se utiliza para alimentos y bebidas, con una vida útil prolongada, con el objetivo de acelerar las reacciones fisicoquímicas o el crecimiento microbiano responsable del envejecimiento del producto.